El mundo, no es lo que perciben nuestros sentidos y menos lo que se cree, partiendo de nuestras ideas, pues ellas dependen de la percepción ya cuestionada y limitada de nuestros órganos,
Las ideas, en ocasiones son pasajeras, estas dependen de los criterios o nuestras definiciones de vida, del entorno y de las proyecciones como individuos sobre ese espacio que nos rodea y nos afecta, sería mentir afirmar que el entorno no afecta nuestras creencias y conceptos, tanto como afirmar que nuetstra forma de pensar afecta nuestra forma de interactuar, es un círculo que a medida que se retroalimenta, crece en complejidad, es difícil entender la forma individual de interpretar la realidad y lo vemos reflejado cuando, en las mismas circunstancias, en las mismas situaciones complejas, dos seres humanos no comparten a plenitud sus ideas y cada uno ve el mundo que quiere ver, no es fácil por ello, cambiar nuestra forma de pensar, sabiendo, que con las nuevas ideas, surge una nueva perspectiva y es un requisito para la posibilidad de cambiar el universo entero.
Hasta aquí, muy bien, cambiando ideas cambiamos de perspectivas pero el mundo sigue igual, es aquí donde se debe prestar atención y juega un papel importante, más allá de las ideas y de esa máquina orgánica, capaz de crear desde lo energético, cualquier elemento, cualquier mundo imaginable, la convicción o fe de lo esperado, de lo deseado y romper el paradigma de lo posible, fijando una base sólida de principios y hasta leyes fisicas que rijan todo lo que se desarrolle en nuestro nuevo universo, piensa según tus principios y actuarás según tus capacidades reales en la creación de un nuevo plano, de nuevas consecuencias, virtudes y problemas, este nuevo mundo debe ser tu entorno, visto desde otros ángulos, con nuevas normas y nuevos retos, puedes jugar con todos los elementos, menos con esas bases sobre las que se fundamenta tu existencia como humano y como eje principal de tu mundo.
Es posible entonces, ver desde nuestro interior, un mundo mejor y hasta maravilloso o podemos ver en el mismo instante y todo su entorno natural como el mismo infierno; la diferencia descansa sobre esa actitud de ver las cosas desde el mejor ángulo y desde esa concepción filosófica y teórica que nos hacemos sobre el entorno, sus elementos y sobre nuestra existencia y esencia como humanos.
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