Uno de los grandes problemas del humano, es
la humanización de todo cuanto le rodea incluyendo sus ideas sobre Dios. Muchas
son las interpretaciones y en consecuencias las tendencias religiosas que
hablan de un mismo Dios pero nunca llegan a estar de acuerdo en que “si es tres
en uno”, “uno en tres”, “solo uno”, “Cristo es Dios”, “Cristo es hijo de Dios”,
“un Dios grande y un dios pequeño”, casi todos creen en una condena, un
castigo, unos celos y una ira de Dios hacia el humano, muchos afirman que solo
castiga a quien ama, dicen que si un padre quiere lo mejor para su hijo mucho
mas Dios para su rebaño, pero ese mismo rebaño debe hasta despreciar su
condición animal para ser digno de estar a su lado. Al Dios que tanto le
respetan y temen, en casi todos sus discursos o sermones, les es imposible no nombrar a su ángel predilecto en tantas
veces como a Cristo o Dios, se le llega a poner de iguales e incluso dejar el
reino exclusivo de este mundo al demonio y otro trono en el cielo prometido
dirigido por Dios.
No soy quien, ni tengo el conocimiento para
aclarar toda esa confusión entre las religiones y doctrinas, doctrinas para
aquellos ofendidos al llamarles religión, en esta oportunidad solo pretendo reflexionar
sobre el aspecto que a lo mejor incide sobre los ya nombrados; como lo es la
omnipresencia de Dios.
Suponer a un Dios hecho hombre, que vino a
morir por nosotros, plantea una doble interpretación sobre el punto, pues si
puede estar en todos lados, cual es el problema de que esté como hombre y a la
vez que esté como Dios, por otro lado, si es el mismo, descarta lo del
sacrificio de un hijo por su padre, en los términos del sacrificio que para un
humano representa y de justificarse, que es él sin dejar de ser Dios, dará a
toda creación sus propias características de Dios, si se plantea que era el hijo
el sacrificado y allá en otro lado estaba
el padre, plantea una división de Dios; en una parte que controla y predestina
todo y la otra que lo deja todo en sus y a sus designios, evidentemente no
hablamos de la misma entidad y nos ubicamos en situaciones y lugares distintos,
contradictorio al concepto de omnipresencia.
Más allá de estos planteamientos y cayendo en el plano terrenal, es muy común oír
hablar de un cielo, un paraíso o un lugar especial donde está Dios y a donde
llegaremos o llegarán los salvados. Hace poco se habló mucho sobre una partícula
que supuestamente nada tiene que ver con Dios pero que si tenía esa característica
parecida a la omnipresencia en todo lo existente en el universo, llamada “la partícula
de Dios”, si nos referimos a ella difícilmente entramos en contradicción al
afirmar que está en todo y en cada lugar pero entraríamos en contradicción al afirmar
que es una partícula la que está en todo y en todos los lugares. Claramente,
esta idea nos da luz sobre las teorías anteriores, de como Dios siendo único puede
estar en todo y todos los lugares a la vez, entendiendo que Dios no es de este
mundo físico por lo tanto no sería aplicable, más este ejemplo físico, nos
detalla que de poderlo hacer cualquier cosa, hecho, persona, espacio o lo que
sea obligatoriamente tiene la esencia, las características y el poder de Dios
por ser lo mismo, de negar esa posibilidad estaríamos hablando de que dios está
en características similares en todas partes y lugares pero sin ser lo mismo; o
sea: cada persona sería un Dios pero no serían todos el mismo Dios, tal como
ocurre con la partícula tendríamos exactamente las mismas características pero
seriamos distintos cada uno del otro, en esencia lo mismo pero distintos.
Si alguien tiene claro que teoría es la
correcta puede aclarar mi indefinición en el tema, pues en todas las
agrupaciones observo como dicen que Dios es omnipresente pero le buscan en
distintos lugares, sin aclarar lo anterior y con dichos planteamientos quiero
creer en un Dios que está en todo, en todos, en cada cosa y en cada lugar,
quiero creer que Dios está en cada idea que pasa por mi mente, por cada
movimiento de mi cuerpo y en cada acción de mi persona, no quiero creer en un
Dios que me sancionará por lo que hago bajo su control y con su presencia,
quiero pensar que mis errores y mis maldades, si es que las hay son para algo y
son necesarias, creo en un Dios que no se deja sabotear y menos destruir su
creación y si lo han notado la palabra con la que nombran al demonio no ha
sonado a lo largo de este texto y la que uso solo dos veces a sonado, por lo
que sigo sin comprender porque en los sermones de los que sí saben suena tanto.