Las
diferencias políticas son normales y naturales en cualquier país del mundo, en
Venezuela las hemos tenido siempre y nunca afectaron las relaciones entre
clases sociales, entre amigos, entre familiares o entre naciones.
La realidad
política en Venezuela es compleja, no
por las características de los sistemas que se oponen y luchan por el control del poder, sino por las desviaciones
morales y legales en las que incurren los que desde hace largo tiempo son los
responsables de la imagen, el sentir y la solución a los problemas que se supone
debieron resolver con dicho modelo
planteado y que reemplazaría en ese
mismo periodo los males del sistema en
supuesta decadencia, pero que hoy vemos multiplicados en efectividad negativa.
La sociedad es
un edificio que se construye con
infinidad de piezas que encajan a la perfección sin perder cada una su
individualidad y particularidad, el tema político, que trasciende más allá del
fanatismo, en un país de cultura democrática, donde a lo largo de la historia,
se han afianzado esos valores e importancia de los mismos con sabiduría y
respeto por las opiniones o tendencias encontradas, hoy por la violación a esos
mismos valores desde uno de los grupos protagonistas en un nuevo hecho
electoral, se sacuden con mucha fuerza, esas bases que definen la delgada línea entre la tolerancia
y la violencia, se agranda la brecha lógica entre la razón y la mentira, se
llega al extremo de cerrar los ojos de un lado mientras los otros muestran un
camino, se tapan los oídos mientras desesperadamente los otros piden auxilio y
les explican lo que ocurre, se estrechan las diferencias entre la necedad y la
ignorancia, logrando con ello una mezcla explosiva que atenta contra la
edificación robusta que por años hicimos
los venezolanos, ya no es el tema político o ideológico, se rozan peligrosamente
la ilegalidad con la impunidad para aplastar a la legalidad y a la razón con la
bota ilegitima de quien viola y fractura a la columna vertebral de todo estado
de derecho y a cambio toma las armas. Una sociedad bajo estas circunstancias,
supone la unión, la lucha por una misma causa que garantice su estabilidad y
existencia como tal, al tener como guía el beneficio colectivo, que a la larga
se traduce en individual, pero nunca lo que ocurre en mi país, donde los que
apoyan la barbarie buscan el beneficio personal en sacrificio del beneficio
colectivo que al final les afectará de igual manera, llegando a pensar en mi
caso que la elegancia y madurez de la que disfrutamos quienes como antes nos agarramos
de la constitución y las buenas costumbres, somos de otra especie, muy distinta
a los que parecen humanos pero carecen de la neo-corteza, pareciera que el
nivel reptil siempre va a ser el causante de los males de la humanidad, a la
que no escapamos los venezolanos.
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