28 de abril de 2013

EN VENEZUELA, LA CULPA ES DEL REPTIL.



Las diferencias políticas son normales y naturales en cualquier país del mundo, en Venezuela las hemos tenido siempre y nunca afectaron las relaciones entre clases sociales, entre amigos, entre familiares o entre naciones.
La realidad política en Venezuela es compleja,  no por las características de los sistemas que se oponen y luchan por el  control del poder, sino por las desviaciones morales y legales en las que incurren los que desde hace largo tiempo son los responsables de la imagen, el sentir y la solución a los problemas que se supone  debieron resolver con dicho modelo planteado y que reemplazaría  en ese mismo periodo los males del sistema  en supuesta decadencia, pero  que hoy vemos  multiplicados en efectividad negativa.
La sociedad es un edificio que se construye con  infinidad de piezas que encajan a la perfección sin perder cada una su individualidad y particularidad, el tema político, que trasciende más allá del fanatismo, en un país de cultura democrática, donde a lo largo de la historia, se han afianzado esos valores e importancia de los mismos con sabiduría y respeto por las opiniones o tendencias encontradas, hoy por la violación a esos mismos valores desde uno de los grupos protagonistas en un nuevo hecho electoral, se sacuden con mucha fuerza, esas bases que  definen la delgada línea entre la tolerancia y la violencia, se agranda la brecha lógica entre la razón y la mentira, se llega al extremo de cerrar los ojos de un lado mientras los otros muestran un camino, se tapan los oídos mientras desesperadamente los otros piden auxilio y les explican lo que ocurre, se estrechan las diferencias entre la necedad y la ignorancia, logrando con ello una mezcla explosiva que atenta contra la edificación robusta  que por años hicimos los venezolanos, ya no es el tema político o ideológico, se rozan peligrosamente la ilegalidad con la impunidad para aplastar a la legalidad y a la razón con la bota ilegitima de quien viola y fractura a la columna vertebral de todo estado de derecho y a cambio toma las armas. Una sociedad bajo estas circunstancias, supone la unión, la lucha por una misma causa que garantice su estabilidad y existencia como tal, al tener como guía el beneficio colectivo, que a la larga se traduce en individual, pero nunca lo que ocurre en mi país, donde los que apoyan la barbarie buscan el beneficio personal en sacrificio del beneficio colectivo que al final les afectará de igual manera, llegando a pensar en mi caso que la elegancia y madurez de la que disfrutamos quienes como antes nos agarramos de la constitución y las buenas costumbres, somos de otra especie, muy distinta a los que parecen humanos pero carecen de la neo-corteza, pareciera que el nivel reptil siempre va a ser el causante de los males de la humanidad, a la que no escapamos los venezolanos. 

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