26 de enero de 2013

LA FELICIDAD ES UN DEBER Y UN PROPÓSITO




A la felicidad, la considero  un  producto muy personal pero que irremediablemente es capaz de afectar el  entorno inmediato de quien la siente, viene a jugar un papel  determinante en las posibilidades de  cambiar a la sociedad y el mundo entero de manera positiva.  

Por  otro lado viene a representar la esencia de innumerables organizaciones  humanas con intereses holísticos y divinos que contrastan con aquellas  que solo buscan un beneficio material a cambio de la misma destrucción de la humanidad. 

Creo  firmemente que la felicidad es completa cuando nuestras almas,  conciencias, mente, raciocinio y hasta nuestro cuerpo forman un solo  ente coordinado, armonioso y libre de contradicciones, creo en igual  proporción en  la intención superior de un fin   o  razón de ser de la humanidad distinto al que se pregona en muchas  oportunidades de hacerle connotar como diabólica y satánica, creo en la  intervención de un verdadero poder  supremo sin contradecir lo expuesto anteriormente porque aunque nos  parezca increíble el tener virtudes de pequeños dioses, o poder sobre el  mundo material e incluso el dominio del universo, jamás pretendería  decir que tenemos el poder de Dios, pues lo sustento en el hecho de que  solo podemos alcanzar lo que el quiere que alcancemos o lleguemos hasta  donde el requiere   que lleguemos para su propósito.

No  creo en el fin de la humanidad en su totalidad, creo en el fin de la  humanidad tal como la conocemos y su transformación en una nueva. El conocer  y saber el destino personal y general de la humanidad también  proporciona felicidad, mal pudiéramos pensar en ser felices creyendo en  un final triste o contrario a lo que Dios quiso para cada uno de  nosotros y su creación.

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