27 de enero de 2013

EL MOLDE DE LA FELICIDAD


La felicidad, es una de las metas comunes en el ser humano y es por la que menos sabemos luchar. La afirmación tiene sustento en el hecho de que la creemos lejos, siempre hablamos de un momento específico en el futuro para alcanzarla; cuando sea rico, cuando los hijos crezcan, cuando me gradue, bueno infinidad de fechas a futuro para empezar a ser feliz. Vale la pena destacar, que si observamos entre individuos de distintas edades, distintos estratos sociales, diferentes culturas, lo que a unos les hace felices para los otros es lo contrario, que la felicidad no es objetiva y menos programable. Sin embargo, la felicidad puede tener una proyección y unas guias hacia lo que en cada cabeza representa esa forma o modo de ser feliz.

No podemos programar a la felicidad como un patrón único y genérico pero sí podemos aclararnos dentro de nosotros, ¿qué es lo que realmente queremos?, ¿para qué lo queremos? y ¿cómo lo queremos?; en ocaciones pensamos, que queremos algo y cuando lo tenemos descubrimos que no era eso o en caso contrario queremos algo pero la forma en que lo conseguimos no nos deja disfrutarlo. Tener las respuestas correctas a estas preguntas no es fácil, ni es la misma en cada individuo.

Sí, consideramos, a la felicidad como un producto, de características personalizadas entenderíamos entonces que el único responsable del diseño, gestión y uso sería el mismo individuo que la busca.

Probablemente, una de las grandes dificultades para ser feliz es la creación de estereotipos, de querer tener y vivir como lo hacen otros, sin ni siquiera pensar en cuanto nos conviene, gusta y llenará tener esa vida, olvidamos que cada persona tiene su propio patrón desde antes de ser un embrión, que la felicidad nada tiene que ver con lo material sino con la forma de percibir el entorno o en la forma en que el individuo se adapta a su medio de manera efectiva y positiva.

Presentemos los dos escenarios:
Juán, de bajos ingresos, de altos estudios pero su forma de vivir es la de no esforzarse demasiado y en su lugar prefiere disfrutar del tiempo libre y todos los encantos de la naturaleza, tiene estabilidad emocional, su pareja, sus hijos y un trabajo estable. Juán, se describe como un hombre íntegro, feliz y si algo pudiera cambiar en su vida es la de dedicarse a su profesión en una gran empresa de su propiedad, manejar grandes riquezas y ser admirado por todos.
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Pedro, de altos ingresos, propietario de varias empresas, maneja gran cantidad de cuentas bancarias, de altos estudios, con un hogar al que dedica su tiempo libre, comparte con sus hijos, es admirado por todos, se describe como un hombre feliz, íntegro y si algo pudiera cambiar en su vida es la de retirarse del mundo empresarial, no tener que estar pendiente de tantos movimientos financieros, tener mas tiempo libre para dedicarse a su familia, observar las bellezas de la naturaleza y tener mas privacidad.

Si observas estos dos casos, a pesar de que ambos dicen ser felices les gustaría tener lo que el otro ya tiene y son situaciones opuestas, lo que nos afirma que la felicidad además de no tener un patrón, también supone el cambio y la adaptación en el tiempo. No podemos crear las condiciones necesarias para el futuro feliz porque no sabemos que querremos para ese entonces.

Volviendo al tema de la felicidad como un producto, es importante agregar que ese producto debe ser flexible y maleable, sin que ello signifique la pérdida de enfoque en nuestras vidas.

Pudieramos hacer una lista de cosas o condiciones indispensables para ser felices.
salud
casa
alimentos
compañera o compañero
hijos
éxito
reconocimiento
amor
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Reflexiona, y respóndete: ¿Será que todos los que tienen lo que indica la lista son felices? ó ¿los que no poseen lo que indica la lista son felices?, no importa tu respuesta porque en la vida real existen personas desdichadas tanto por no tener todo eso, como tantas que si lo tienen.
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No es tan complejo entenderlo si pensamos que podemos ser felices en la misma medida en que aceptamos y nos convencemos de que tenemos lo que queremos. Pudieramos pasar toda la vida cambiando de pareja si queremos tener la mas bella de todas, siempre encontraremos una más linda, mejor que esta opción es entender que en la que tenemos podemos recibir más que en cualquier otra que tenga mejor aspecto, por otro lado miremos bien, puede ser muy fea pero para quien desea eso debe verla como la mas linda, convencerse de ello y podrá sentir en ese aspecto que está satisfecho. Es solo un ordinario ejemplo, pero sabemos que el ser humano es complejo e influyen muchos aspectos en su felicidad, pero sí permite ilustrar esta última idea.
Busquemos, en lugar de cosas y situáciones para complacer a los demás, solo aquello que nos llene y satisfaga realmente, sin importar el sacrificio.
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La vida es breve y no alcanza el tiempo para disfrutarla a plenitud. No descuidemos el futuro pero más importante que el futuro es el presente; sin éste no hay futuro, entre todos nadie importa más que tú, todo por lo que luchas, todo lo que ves, todo lo que te preocupa y hasta este contenido que lees esta en ti, en tu mente, en tu mundo. Dicen que somos pequeños dioses, que todo lo que está en nuestras mentes se hace posible. Define, vive ahora y haz ahora lo que necesitas ahora, si todo está bien en el hoy, probablemente esté mejor en el mañana

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