26 de enero de 2013

Problema limítrofe Venezuela - Guyana.


En primer término, cabe destacar la dificultad de los gobiernos para llegar a acuerdos amistosos y equitativos en la repartición de un territorio que históricamente debate la realidad pragmática de los pueblos entre los elementos jurídicos que establecen las normas y los elementos jurídicos que se imponen de una realidad cotidiana e invariable en el tiempo sobre el anhelo del preciado dorado, de quienes no son dolientes directos de dichos territorios y de quienes, si, se llegase a un conflicto velico sacarían el mejor provecho.
La historia ha demostrado, que el apetito sobre las riquezas de un territorio se impone a los intereses y alcances de los países que no disfrutan del poder político, económico o militar en el mundo. Poco importan los derechos humanos, civiles o territoriales, siempre habrá una forma en que se puedan vulnerar.
La posición actual del conflicto territorial entre Guyana y Venezuela, no dista mucho de las características de épocas pasadas, si analizamos el problema desde el intervencionismo indirecto de otras naciones y de la suave diplomacia venezolana.

La posición negociadora de ambas naciones anuncia la pérdida inevitable de territorio, cuando se reclama algo, jamás se acepta la negociación; hablar de negociar es como decir que el laudo es medio valido o medio nulo. Debió reclamarse su nulidad por parte de Venezuela o la validez por parte de Guyana, debió ser, si es nulo devuélveme mi territorio y si es válido, toma tu territorio; pero como ya he mencionado influyen muchos aspectos y ya en el término negociación ambos países ceden parte de sus razones, están conscientes de ello.

Si pudiera solucionarlo, lo haría así:

Con la intención de proporcionar ideas, que permitan deslumbrar posibles soluciones al problema limítrofe, se presentan las siguientes recomendaciones:

 La disputa por los territorios debe resolverse bajo la tutela de organismos internacionales pero con la consideración de las particularidades de la región en cuanto a los derechos individuales y colectivos de los habitantes de la zona sin que dichas soluciones afecten la integridad de cualquiera de las dos naciones.

 Una primera fase en la solución, debe ser la soberanía compartida mientras no se aclare la pertenencia del territorio en cuestión; no se puede hacer uso de lo que no puedes demostrar que es tuyo, o lo que has arrebatado a la fuerza. Sería una forma de proteger los recursos, de no perder el territorio y de beneficiar a los ciudadanos que allí habiten. Sustentando esta situación como acuerdos de cooperación, derechos humanos, protección del medio ambiente, de los recursos o reservas naturales.

 Aplicando la libre determinación de los pueblos y los principios democráticos, mal pudiera estar en manos de una comisión ante un organismo externo el destino de un pueblo que indistintamente de la nacionalidad enfrentará lo cotidiano de la vida, por su entorno y condiciones de abandono o atención por parte de cualquiera de los gobiernos. No se trata de crear un nuevo país, sino de dejar la libertad de adherirse a la nación que mejor les haya tratado o la que mejores condiciones de vida les garantice.

 Para la aplicación de las recomendaciones anteriores debe generarse una condición de gobiernos asociados, en un territorio sin dueño, donde ambos por las distintas circunstancias y argumentos válidos o no ya deben aceptar la pérdida del territorio al ir a la negociación. Asumiendo las responsabilidades y derechos como gobiernos en leyes ajustadas a la particular situación. Como segundo requisito indispensable es dar el tiempo suficiente a los pobladores para conocer y convivir bajo las condiciones de atención y protección adecuada entre las normas o leyes de ambos países que más les beneficien sin discriminación alguna. Lo que les permitirá gozar de la nacionalidad individual que prefieran desde el mismo momento de llegar al acuerdo de compartir la soberanía; con la intención de poder aplicar las normas y leyes que correspondan a la nacionalidad elegida.

 Por último, serán los mismos pobladores quienes determinen el momento y la forma de adhesión territorial, de esa porción que ya, por el solo hecho de hablar de negociaciones y por los absurdos acuerdos de los que no participó Venezuela, hemos perdido pero que estamos dispuestos a rescatar con la conquista de la voluntad y con ella el territorio, a  la nación que demuestre su soberanía real sobre el Esequibo de manera irreversible, justa, legal y mas allá del simple territorio, soberanía sobre su gente. 

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