5 de septiembre de 2016

NO CULPES A TERCEROS.

Es algo frecuente, oír a los grandes afirmar que sus acciones negativas son consecuencias de prohibiciones o permisos excesivos de sus padres, hermanos, su pareja o cualquier otro elemento en su entorno próximo pero no es mas que una escusa absurda para no asumir la responsabilidad de sus actos.
  
Vale la pena cuestionar sobre: ¿Quien obliga a alguien a disfrutar de algún placer?, normalmente es voluntario, insistimos y luchamos por conseguirlo, entonces partiendo de este punto, todo aquello distinto al placer podemos suponer alguna obligación para poder hacerlo, entre estos dos factores se desarrollan nuestras vidas y debemos responder como adultos ante mas cuestionamientos,  ¿quien te obliga a ser quien eres?, si para lo bueno eres tu el responsable, me imagino que también asumes tu culpa por todo lo malo que te salen las cosas, a los que te rodean, llegan los reflejos de tus acciones, no las juzgan por lo que digas, las juzgan por lo que muestran, no es de adultos acusar al más próximo o al entorno de lo difícil que es actuar en la vida, somos libres para actuar, tan pero tan extremadamente opuestos a la razón que pasamos la vida inventando argumentos que lo justifiquen, inventamos heroes, romances y hazañas donde solo hay momentos y gente común, de esos que se rigen por ese nivel reptil, así como la roca que lleva el rio, como van tropezando van viviendo, pero lamentablemente para este estilo, existen los otros, los del nivel de la neo corteza, ese nivel superior que entiende lo importante de la madurez, de la inteligencia humana, la misma que hace de cada paso una decisión importante y determinante de las causalidades, esas que te hacen independiente como adulto y te hacen responsable de todos tus progresos en todas tus etapas de la vida, las que te hacen distinto a la roca y te recuerdan que por tus venas corre sangre caliente, que eres único e irrepetible precisamente por tus acciones, calculadas y sino calculadas entonces derivadas del pensamiento lógico, que sino calculadas ni lógicas, entonces con un toque de riesgo y locura porque mas allá de estos niveles de capacidad e inteligencia del hombre está la condición del amor y es en este punto donde se justifican los argumentos de renuncia, de entrega, de sublimidad, de magia, de esclavitud y de estupidez pero nunca, jamás entra la duda, el miedo, la obediencia a terceros, a dogmas o costumbres, cuando el amor llega, nada está escrito, no existe fórmula alguna por la sencilla razón de que se unen dos mundos, dos seres únicos, con orígenes distintos, culturas distintas con un futuro común, un deseo común y todo ocurre de manera placentera y voluntaria, con todas las culpas, con todas las responsabilidades y sobre todo sin arrepentimiento, sin este último porque dentro de ese toque de locura, de libertad, de despegarse del mundo real, nunca se pierde el contacto físico con la realidad, que a pesar de lo atractivo de la fantasía, nunca supera a la realidad, con sus dificultades, sus premios y sanciones es mejor que la ilusión de un mundo paralelo y hasta pasajero.

Resumiendo lo anterior, en una pareja, por ejemplo; no es argumento decir que las limitaciones en la relación, tienen sus orígenes en terceras personas con supuestas autoridades o controles sobre el responsable de algún descuido, son las mismas personas que probablemente le prohibían algún acto placentero, donde el culpable sobrepuso su voluntad a la supuesta autoridad o control, o sea, este hizo lo que quería, por lo tanto el nombrado control o autoridad es falso, es una escusa, es un intento de explotar el lado estúpido del otro integrante de la pareja.

Lo ideal es asumir que tan alto era ese nivel de placer al hacer algo, es decir con palabras lo que realmente ocurrió, es aferrarse a lo que es, es la posibilidad de decisiones sólidas sobre bases reales en la relación, en una pareja mas allá de la perfección física o la intachable actitud, está la responsabilidad en las acciones y el compromiso por la relación, este compromiso incluye el conocer los lados débiles y fuertes del otro, sus fallas y sus posibilidades de llegar a donde se lo propone, reconocer las dificultades y fortalezas propias para acompañar al otro en ese camino común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog